Capítulo 10: Conclusión

Y así, aquí estamos. Has recorrido conmigo el camino que va de mentor a gerente y a líder senior. Espero que hayas aprendido algunos trucos, hayas identificado algunas trampas de las que debes cuidarte y te hayas sentido inspirado para afrontar el reto de cualquier función que desempeñes.

La lección más importante que he aprendido es que tienes que ser capaz de gestionarte a ti mismo si quieres ser bueno gestionando a otros. Cuanto más tiempo dediques a entenderte a ti mismo, tu forma de reaccionar, las cosas que te inspiran y las que te vuelven loco, mejor te irá.

Los grandes gerentes son maestros en la resolución de conflictos. Ser bueno en la resolución de conflictos significa ser bueno en sacar el ego de la conversación. Para encontrar una visión clara de una situación compleja, debes ver más allá de tus interpretaciones y de las historias que te estás contando a ti mismo. Si quieres ser capaz de decirle a la gente cosas difíciles y que escuchen lo que tienes que decir, debes ser capaz de decírselo sin embellecer los hechos con tu argumento. Las personas que buscan puestos de dirección suelen tener opiniones firmes sobre cómo deben ser las cosas. Esa firmeza es una buena cualidad, pero puede obstaculizarte cuando no ves que tu interpretación de una situación es sólo eso: una interpretación.

Aprender a reconocer la voz de tu ego es uno de los beneficios de la meditación, y cuando escribí el primer borrador de este libro incluía una serie de meditaciones en cada nivel. Para mí, tener una práctica de meditación ha sido esencial para desarrollar la autogestión y la autoconciencia. La meditación no es una cura para todo, pero puede ser un ejercicio útil para practicar esa conciencia de las propias reacciones, y por eso recomiendo probarla durante un tiempo si estás interesado. Algunos de mis recursos favoritos son los podcasts de tarabrach.com y los escritos de Pema Chödrön.

Otro truco que uso para alejarme de mi ego es la curiosidad. También tengo el hábito diario de escribir una o dos páginas de pensamientos libres cada mañana, para despejar mi mente y prepararme para el día. Siempre termino con el mantra “Tengan curiosidad”. Para mí, convertirme en un gran líder fue una serie de lecciones difíciles, errores y desafíos. Nada fue fácil, y a menudo me frustraron las situaciones interpersonales en las que me encontré. Inevitablemente, cuando le contaba a mi entrenadora estas situaciones, me aconsejaba que pensara en las cosas desde la perspectiva de la otra persona. ¿Qué están tratando de hacer? ¿Qué valoran? ¿Qué quieren y necesitan? Su consejo, siempre, era ser curioso.

Así que te dejo con ese pensamiento. Busca el otro lado de la historia. Piensa en las otras perspectivas en juego. Investiga tus reacciones emocionales y observa cuándo esas reacciones te impiden ver con claridad lo que ocurre a tu alrededor, lo que hay que decir. Aplica esa curiosidad a las personas. Aplícala al proceso. Aplícala a la tecnología, a la estrategia y a los negocios. Haga preguntas y esté dispuesto a que se demuestre que sus ideas están equivocadas.

Mantén la curiosidad, ¡y buena suerte en tu camino!


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